Adiós
a Héctor Tizón: El desierto lleva su nombre
De alguna manera, en el
flamante Memorial de la
Puna editado por estos
días, una recopilación de bellas y sobrias crónicas e historias breves, Héctor
Tizón ya prefiguraba su despedida del vasto y metafísico desierto fronterizo y
los habitantes secos, silenciosos y solitarios que retrataron sus obras. Allí
anunciaba que probablemente no volvería a escribir, y que dedicaría el último
tramo de su vida a consustanciarse con la naturaleza que lo rodeaba. La muerte,
así y todo, deja la sensación de haberle llegado pronto. El escritor argentino
murió ayer a la mañana en su casa de San Salvador de Jujuy, a los 82 años.
Tizón había nacido el 21
de octubre de 1929 en el pueblo jujeño de Yala. Abogado, periodista y
diplomático, fue autor de una veintena de novelas y recibió varios premios
nacionales e internacionales por su labor literaria, además de haber ejercido
como diplomático vinculado a la Unión Cívica Radical (UCR) y ocupado un cargo
de ministro de la Suprema Corte de Jujuy. La trayectoria del escritor está atravesada
por obras como Fuego en
Casabindo, Luz
de las crueles provincias y Extraño y pálido fulgor,
libros editados en Argentina por Alfaguara.
Su primera obra de
relatos, A un costado de
los rieles, se publicó en 1960 en México, mientras se desempeñaba en ese
país como diplomático. Según los críticos, su obra era fiel a su lugar de
origen y el paisaje que describía no era sólo el marco donde encuadraba a los
personajes, sino “la historia misma”. A su vez, sus narraciones tenían un
carácter universal. Tizón dijo en una entrevista con La Nación que un literato “debe escribir sobre
el lugar y la gente que conoce, tratando en lo posible de que no se note y lo
pueda leer todo el mundo”.
En su obra destaca
también La casa y el
viento, libro fruto del desgarro que supuso para él el exilio y que
escribió como un “último intento de no enmudecer para siempre”. Tizón se exilió
en España a causa de la última dictadura militar argentina, pero el lugar a
donde volvía siempre y encontraba inspiración era Yala, el pequeño pueblo
limítrofe con Bolivia ya citado en el que transcurrió toda su infancia.
[...] Tizón fue
distinguido con varios premios en Argentina. Nombrado además por el Gobierno
francés “Caballero de la Orden de las Artes y Las Letras”, fue presentado en
2005 por la Fundación Konex como candidato al Nobel de Literatura. “Si un
escritor vive pendiente de los premios, no puede escribir ni una línea, y si se
lo dan (al Nobel) es aún peor, porque entonces sí que no puede escribir en
mucho tiempo”, señaló en ese momento.
Local y universal
Una manera certera de recordar a Tizón, además de emprender la lectura de su cuantiosa obra, es revisar las numerosas entrevistas que concedió, lúcidas e incisivas. En una nota en La Voz del Interior en 2006, decía que “leer a un escritor que no es de un determinado lugar y de un determinado tiempo es como tomarse un placebo: no sabe a nada”. Allí también decía que la Constitución Argentina era racista y se lamentaba de que la cultura oral en la que había nacido estaba siendo desplazada por la imagen.
Local y universal
Una manera certera de recordar a Tizón, además de emprender la lectura de su cuantiosa obra, es revisar las numerosas entrevistas que concedió, lúcidas e incisivas. En una nota en La Voz del Interior en 2006, decía que “leer a un escritor que no es de un determinado lugar y de un determinado tiempo es como tomarse un placebo: no sabe a nada”. Allí también decía que la Constitución Argentina era racista y se lamentaba de que la cultura oral en la que había nacido estaba siendo desplazada por la imagen.
En otras declaraciones a
este medio en 2005, se refirió a su doble profesión de juez y escritor: “Ambas
se necesitan y complementan”, dijo, y agregó: “La justicia no ríe ni llora,
cumple su tarea en silencio y debe rechazar todas las presiones, incluso las
callejeras”.
En una nota con Ñ, decía que para él La casa y el viento y Luz
de las crueles provincias eran
sus obras más valiosas, junto al cuentoLos árboles, escrito en
Holanda.
El sello Alfaguara,
responsable de publicar casi toda la obra de Tizón, despedía en su sitio web
oficial “con admiración y profundo afecto a su autor y amigo”. Y remataba:
“(Tizón) Nos deja su obra grande y honda, superadora de todo localismo,
misteriosa y profundamente humana”.
Publicado en La Voz del
Interior, Córdoba, Argentina. Lunes 30 de julio de 2012
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VISITAS EN JUJUY
(a Héctor Tizón)
La casa de los hijos de la tierra
—¿lo habías olvidado?—
se abre llamando, se cierra
recordando.
--------------- El corazón
es una fruta enorme.
--------------- El corazón
es una fruta enorme.
Rodolfo Alonso
De "Alrededores", Buenos Aires, Centro Editor, 1983
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