lunes, 14 de mayo de 2012

Mario Trejo (1926-2012)

EL QUE DICE POR LA BOCA

Uno

el que dice por la boca
días sin nombre
horizontes que admiten sólo un árbol
rota fotografía de una muchacha muerta
maniquíes abandonados en criptas románicas
templarios que leen junto al fuego
la primera Epístola a los Corintios
y se agitan dentro de sus armaduras
no sabiendo qué hacer con su sexo
imágenes reflexiones que me vienen
a la hora en que el sol la cresta dora
de este caimán barbudo
un ojo se me cae y rueda
hasta la página tres cuarta columna
de Le Monde del 15 de enero de 1964
a medias cubierta por la mano izquierda de mi madre
bueno me digo no lo tomes así
son fechas aciagas momias alucinadas
lemures que devoran un relato inconcluso
lo mejor me digo es el silencio exacto
en el momento
basta de charla
al diablo con el análisis grafológico
de Isidore Ducasse hecho por Pierre Ménard
que nunca estuvo en Montevideo
y a quien Paysandú y Tacuarembó
le sonaban como títulos de Flaubert
a la mierda con el fémur de un esenio
hallado en Jericó cuando debería estar flotando
en el Mar Muerto como todos nosotros
dónde está me pregunto
la novela de la toma del poder
dónde la hemos dejado
quiénes la terminarán de escribir
y sobre todo para qué
calmémonos me digo
piensa en las galaxias
a las que nunca llegarán tus herederos
estrellas como orgasmos
amor de los veinte años
muerte absoluta
obsesiones que digo por la boca

Dos

el que dice por la boca
se obstina en días sin nombre
enciclopedia de recuerdo de infancia
memoria de un niño de tres años
rescate de una mano un olor y otros nombres
emociones enormes que a nada condujeron
ofrendas clandestinas
profanaciones públicas y privadas
rabia de amuletos rencorosos
museo de objetos perdidos
sacrificios que la mirada
ha visto amanecer
hasta que hoy
rigurosamente
impúdicamente lloro por los años perdidos
y me pregunto qué hago yo
a solas con mi nombre
perdido en este galaxia
entre parejas que se aman desganadamente

Tres

el que mentía por la boca
dice revoluciones por la boca
dice el sonido y la furia
dice el sonido de la furia
dice el sonido de la furia
que nos deja sordos
dice adiós dice te quiero
dice nadie quiere morirse
por la boca que un día
una mano amorosa me cerrará

Para Aguirre, Bayley y Vanasco 
_____
Obra

       Poesía
                 Celdas de la sangre 1946
                 El uso de la palabra 1964, Casa de las Américas, La Habana, Cuba.
                 El uso de la palabra  1979, Editorial Lumen, Barcelona.
                 La pena capital 1980, Plaquette, Madrid.
                 Orgasmo y otros poemas 1989, CEDAL.
                 De puño y letra 1989, casete, CIRCE, Último Reino, Buenos Aires.
                 El Uso de la Palabra 1999, Colihue, Buenos Aires, Argentina.
                 El Uso de la Palabra 2006, Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires.
                 Los pájaros perdidos 2010, Ediciones Continente, Buenos Aires.

       Teatro
                 No hay piedad para Hanlet 1954
                 Libertad y otras intoxicaciones 1968
                 Libertad, Libertad, Libertad 1968
                 La reconstrucción de la ópera de Viena precedida del proceso Godard / variaciones
                       Wittgenstein, apuntes para un film de Mario Trejo 1968  
                 El Gran Proyecto Humano 1969  

       Cine   
                El final 1964
                Desarraigo 1965    
                La vía del Petróleo 1965

       Letras de canciones
                Los pájaros perdidos, Escándalos privados, Violetas populares, con Astor Piazzolla.
                La tristeza y el mar, con Waldo de los Ríos.  
                Quotations Marks 1972, Enrico Rava.
                  

jueves, 3 de mayo de 2012

Edgar Bayley II


   TANTO HAS ANDADO EDGAR BAYLEY

por Enrique Molina

     Sí, sabe bien su camino, sabe que donde pisa se desfonda: "milano  estrella de mar  molusco  chacal rompientes  helechos...", vuelan las hojas, la casa se llueve en plena calle; sabe muy bien adónde va, "camino  fiesta de sed cada mañana"; por cierto conoce el viaje y la ardiente vigilia, la de los ojos abiertos y la del sueño, de paso, junto al mar, y así va a buscar su cabeza entre las flores; sabe muy bien su camino, a trompicones, con gran desnudez en la orilla de los alcobranes: "has hablado un idioma muy nuevo todavía / venido de muy cerca del corazón y los pasos", pero sabe también guardar la compostura, a pleno sol, en plena sombra, en  todo el viento, y ello sin proferir un grito nunca, manejándose con la razón o sus fragmentos, restos náufragos, relámpagos. La verdad está aquí, entre estas piedras, en esta arboleda, en este aposento de sobresaltos súbitos y gallos y el plato y los cubiertos bajo la mesa.
      En Bayley se le hace justicia a la poesía; no hay en él ningún escarnio de las costumbres tormentosas y la aparente torpeza de la poesía entre las gentes delicadas a degradarla con cara de muerte. Los hombres olvidan la poesía, pero la poesía no olvida a los hombres, irrumpe de pronto en el lugar menos pensado, en el momento menos oportuno, para ponerlos contra el muro; exalta la vida hasta hacerlos retorcer de vergüenza, "una risa larga / libre", y su castigo; "algunas pasiones en busca de lo absoluto". Bayley puede utilizar palabras y expresiones recogidas en cualquier sitio, en el mercado, en las casas, en sus lecturas, pero las distrae de su uso corriente con una gota de fuego para dejarle todo el espacio a la poesía: "sólo unas palabras / para recordar que estas palabras no son palabras". Son manos que se estrechan, latidos, señales anteriores a la torre de Babel. 
      [...] Carente en absoluto de todo lenguaje sublime, sin ninguna reverencia hacia "la ortopedia del espíritu", la obra lírica de Bayley crea un espacio de alta tensión, una permanente apelación al amor, a la comunión humana, desde la identidad de una condición cuya sola respuesta es el absurdo y la muerte. Su energía se alimenta de esa fe en la poesía que arrancará a los hombres de sus televisores, de su gastronomía, de su miserable confort, para lanzarlos al mar abierto, en plena revelación, hasta que surja de cada cosa la esfinge de ojos cotidianos, el fondo de eternidad y de demencia oculto en el secreto de un vestido, de una cuchara o una jarra de vidrio verde.
      Sus poemas son sólo fragmentos de un discurso único, momentos de un itinerario cotidiano, simples espacios de un  recorrido que viene de muy lejos y prosigue sin pausa y del que toman, como entre dos paréntesis, un destello que de pronto se llena de un sentido propio.
     Así prosigue su camino, interrumpido a veces por la forma de una sartén o de una piedra o de un vaso, por esa ternura sobre el filo de la navaja, prisionera en el interior del Gran Vidrio de Duchamp; la trituradora de chocolate, a punto de molerlo, sigue adelante, sin embargo, fiel a las extrañas costumbres de los alcobranes, la buena señora ha abandonado la acera y ha depositado su bolso de hortalizas al pie de un menhir; tan llena de fe en sus ruleros, no entiende la fiesta ¿y donde estamos? ¿adónde hemos llegado...? No importa. Sobre el hilo desnudo de esos poemas igual que sobre esos larguísimos hilos que cruzan los campos, se posan al atardecer centenares de pájaros, y el sabe bien su camino; de todos modos el mar y el amor fueron siempre un enigma y esos peldaños, esa escalinata, estaban allí desde siempre. "Poesía, esperanza viril entre los hombres".

De "Poesía Argentina Contemporánea", editado por Fundación Argentina para la Poesía, en Buenos Aires, octubre de 1978. 


COSTUMBRES DE LOS ALCOBRANES

no sé mucho de pájaros
sospecho sin embargo que no eres un albatros
un alcobrán más bien de fino plumaje negro
tus alas de gigante te permiten volar
y te quedas retenido en esta casa
te arrastras de una a otra habitación 
no entiendo qué te impide fugarte
hablamos poco lo indispensable
y yo es verdad me olvido de tu presencia
te dejo abandonado durante semanas enteras
tú te buscas tu alimento arreglas tu lecho
no me das trabajo y como yo hablas muy poco
no sé como apareciste en mi casa
y además si alguien supiera que hay aquí un alcobrán
qué contrariedad qué de explicaciones rebuscadas
pero no me molesta ni tu fija y brillante mirada
ni tus garras ni tus alas ni las raras veces
que hablas de tus viajes
yo sé sin embargo que los alcobranes cambian mucho de personalidad
que a veces se vuelven habladores
y tanto pueden ser simpáticos corteses  hábiles y atractivos
y brillar en sociedad
como volverse ásperos torpes insolentes agresivos y coléricos
que tanto pueden divertir con sus cómicas piruetas
como asustar con sus violentos estallidos
que pueden ser humildes amables y pacientes
como intemperantes y suciamente orgullosos
o inteligentes y de una gracia activa y bondadosa
o de ingenio lerdo desmañados y de crueles intenciones
pero sé también que los alcobranes padecen por sus errores en sociedad
y que el amor que no pueden expresar ni ejercer
es su verdad más honda la única inalterable
por eso es muy posible aunque no te lo he preguntado
que después de muchos viajes y experiencias
prefieras para no causar involuntarios inevitables males
mantenerte apartado en esta casa
porque sabes que no hay fiesta posible
ni otra vía que la soledad y el olvido

martes, 1 de mayo de 2012

Edgar Bayley

ES INFINITA ESTA RIQUEZA ABANDONADA

esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es lo mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

En los años 80 el poeta Edgar Bayley (1919-1990) seguía predicando una actitud antimelancólica. Cercano al grupo Poesía Buenos Aires, fundó la Asociación Arte Concreto Invención. Para él, el mundo estaba pletórico de bienes, tal como lo dejó escrito en estos versos. (Revista Ñ)

El poeta, ha dicho Bayley, "debe posibilitar que el sueño, los hombres, las cosas, su condición y su acaecer individual, se hagan presentes, con voz y autonomía, en el poema, integrándose allí en una estructura nueva".


AMIGA QUE DESCUBRES QUE REBELAS

amiga que descubres que revelas
entre las ramas y la caída brusca del sueño
y el diurno ascenso y el remolino
y los derrumbes y los rastros y todo el sabor y la marea

amiga que llegas y nombras
y conoces el sol y la penumbra
y el ojo del éxtasis y el radiante sapo

amiga tierra
inocente despierta
en el fin del mundo
me acerco a tu flor carnívora
y al bosque y a la lluvia
al espíritu santo
y a la empañada cúpula de vidrio
púrpura de agonía de la victoria temblorosa
descubridora perdiz de hielo ardiente ausencia
eternamente voz y cebra y rosa y nácar
y zapallo y espuma y crujido de grillos entre el pasto

para decir toda tu llama
el reino de tus celdas transparentes
no basta mi amor ni mi palabra
ni las puertas
ni el sonido de unos tallos azules
quizá mi esperanza alguna taza o el ramaje del día

Poesía —modo de nadar, de estar presente, ajena a las retribuciones del espectáculo. Poesía hermana en la soledad y el olvido. Poesía —esperanza viril entre los hombres. EDGAR BAYLEY


LAS SOMBRAS

deja que esta noche llegue hasta el borde del agua
deja que la sombra oculte poco a poco el mar
él no interrumpe su ronda
no hace pausas en su camino y sigue cantando en tu corazón
deja que esta noche sorprenda nuestro eco
y la tierra firma de tu alma

si miras mejor las sombras perderán su equilibrio
se abrirán en claridades y el agua volverá a su cauce

si miras mucho ellas rasgarán sus entrañas
y el alba saldrá del mar
para tendernos una mano mojada
y un silbido largo y limpio

entonces podremos andar por los atajos y los montes
hasta la noche siguiente
hasta que se acerquen otra vez los bordes del agua
los lindes del espejo y de la luna